Todos somos Galicia porque cualquiera de nosotros, de nuetros familiares o seres queridos podíamos haber ido en ese tren, haber vivido y sufrido ese trágico accidente, o lo que es peor, haber perdido la vida en él. Por eso, hoy todos los españoles nos ponemos en la piel de los heridos, de las familias de las víctimas y se nos saltan las lágrimas al ver imágenes tan trágicas como las que nos ofrecen los medios de comunicación.

Todavía no han pasado 24 horas del accidente y la investigación sobre las causas del siniestro continúa activa, por eso, y aunque ya haya algunas hipótesis que apuntan a un fallo humano y exceso de velocidad como la causa, todos debemos ser muy respetuosos al hablar de ello ya que podrían aparecer incidios que señalen hacia otra dirección.Podemos hacer valoraciones, juicios de valor, pero siempre debemos tener en cuenta que los investigadores deben analizar la caja negra del tren y emitir unas conclusiones. Cuando se conozca el resultado de esa investigación será el momento de hablar y actuar, ahora es tiempo de mandar apoyo a las familias de las víctimas y a los heridos.

Pasarán los años y nunca se olvidará, como nunca se olvidó los atentados del 11M y al que tanto nos han recordado al ver las imágenes del tren totalmente destrozado en las vías gallegas. Pero tampoco se olvidará la solidaridad de esas personas anónimas que, estando en sus casas, han salido a las vías del tren a intentar socorrer, ayudar y tranquilizar, en la medida de lo posible, a los afectados. Mantas, agua, donaciones de sangre o palabras de apoyo que se convierten en un mundo de esperanza dentro la tragedia y el caos.

Accidentes como éste hace que cualquiera pensemos que la vida se va en un instante, que no debemos perder el tiempo en cosas materiales y superfluas, que debemos compartir nuestro tiempo con nuestros seres queridos, demostrar amor por quienes lo sentimos  y no tener miedo a decir «Te quiero» cuando lo sientes por dentro porque puede que nunca vuelvas a tener la oportunidad de decirlo.