Los tomates suelen pelarse para hacer salmorejo, gazpacho andaluz, sofrito para hacer las bases de algunas salsas o platos o, incluso, hay quienes los pela para las ensaladas.
Pero la mayoría de las veces, cuando pelamos un tomate nos llevamos parte de la carne, perdiendo así un porcentaje del producto. Para evitar ésto y retirar la piel de una forma muy muy sencilla sólo hay que seguir éste consejo.
En una olla poner abundante agua a hervir.
Mientras el agua comienza a hervir, con un cuchillo hacer una cruz en el culo de los tomates.
Introducir los tomates en el agua hirviendo durante un minuto y sacar de la olla.
El resultado será el que se ve en la foto, la piel donde habíamos hecho la cruz separada de la carne del tomate.
Ahora será mucho más fácil quitar la piel, sólo hay que tirar de los extremos, donde habíamos hecho la cruz, y la piel saldrá prácticamente sóla.
De esta forma, es mucho más cómodo pelar un tomate y sólo quitando la piel, aprovechando así toda la carne.