Hace unas semanas viendo un programa de televisión de cocina descubrí un truco para que el pollo, al cocinarlo al horno, quede muy sabroso y dejar de lado la sequedad con que se queda muchas veces. La clave, poner el pollo en salmuera.
La salmuera consiste en poner el pollo en agua con sal.
Yo lo que hago es separar las piezas del pollo, aunque se puede comprar por piezas según lo que guste a cada uno. Ponerlo en una fuente o tupper con bastante profundidad y cubrirlo con agua con una concentración de sal entre un 3% y un 8%. Yo para un pollo le pongo 3-4 cucharadas pequeñas de sal; para que se disuelva bien la pongo en medio vaso de agua y la caliento en el microondas, después lo incorporo al pollo con agua.
Para que coja más sabores se le puede poner un poco de limón, pimienta molida o en grano,…
Lo suyo es dejarlo toda la noche anterior para que el pollo absorba alrededor de un 10% de su peso en agua, de esta forma cuando vaya al horno no se quedará reseco porque aunque pierda agua, no perderá tanta cantidad ya que cuenta con la humedad extra que ha adquirido con la salmuera.
Para evitar que el pollo quede salado, antes de meterlo en la bandeja de horno, cambiarle el agua unas cuantas veces para que pierda el exceso de agua.
Y ya estará listo para cocinarlo al horno.
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