Las espinacas son esas verduras que muchos rechazan, incluso sin haberlas probado. Pero con este post comprenderéis por qué es tan importante consumirlas.
Están compuestas en un 92% de agua (de ahí que al cocinarlas su tamaño se reduzca de forma muy considerable) y también por fibra. Pueden comerse tanto cocinadas como crudas y tan sólo aportan 22kcal. por cada 100 gramos consumidos.
Estas hojas verdes se caracterizan por su riqueza en clorofila, minerales y vitaminas.
Con respecto a los minerales que contienen destacan el magnesio, el calcio, el hierro, el potasio y el sodio. También aportan importantes cantidades de yodo, fósforo y zinc.
- Hierro y clorofila: su contenido hace que sean unas verduras que deban consumirse cuando se tiene anemia o algún tipo de debilidad.
- Potasio y sodio: nos ayudan a regular el funcionamiento de nuestro cuerpo, especialmente la actividad muscular y la transmisión y generación del impulso nervioso. También nos ayudan a eliminar el exceso de líquidos, regulando así la hipertensión arterial.
- Magnesio: favorece la producción de energía y ayuda al buen funcionamiento de nuestros intestinos y nuestros músculos. Además, no debemos olvidar que el magnesio está en nuestros huesos por lo que, su consumo, mejora la fijación del calcio óseo y también apoya la función nerviosa, lo que tiene como consecuencia que se favorezca un sueño adecuado y que se mejore la fatiga psíquica.
- Fósforo: es muy importante en la estructura de nuestros dientes y huesos y ayuda en los procesos de generación de energía. Se encuentra en las moléculas como el ADN y, además, se suma a determinadas grasas con funciones importantes en nervios y cerebro.
- Yodo: regula la glándula tiroidea ayudando al metabolismo.
- Zinc: es un regulador hormonal, necesario para fabricar la insulina e importante para el buen funcionamiento de las hormonas sexuales.
Con respecto a las vitaminas, cabe destacar la vitamina C y E y la provitamina A, todas ellas con acciones antioxidantes. Además, aportan algunos tipos de vitamina B y ácido fólico.
- Vitamina C: participa en el proceso de creación del colágeno, estimula nuestro sistema inmune, ayuda en la producción de glóbulos rojos y en la absorción del hierro de los alimentos.
- Vitamina E: protege de las grasas por lo que reduce el colesterol, ejerce de antiinflamatorio y protege a los glóbulos rojos, al tejido nervioso y a las hormonas grasas.
- Vitamina A: es muy importante para el buen funcionamiento de nuestra visión y para el buen estado de nuestro pelo, piel, mucosas y huesos. Es anticancerígeno, en especial en el cáncer de estómago, pulmón y boca. También ayuda al buen funcionamiento del sistema inmunológico.
- Ácido fólico está presente en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis del material genético y, muy importante, favorece la formación de anticuerpos en nuestro sistema inmonológico.
Las espinacas son unas verduras altamente recomendadas para mujeres embarazas debido a su contenido en zinc y ácido fólico.
Y aunque haya ciertos sectores reacios a su consumo por su contenido de nitratos y ácido oxálico, deberían consumirse enormes cantidades de este alimento para que la presencia de estos componentes en nuestro organismo fuese elevada y llegase a afectar a nuestra salud.
Ahora sólo debéis elegir recetas atractivas y sanas para consumir estas verduras, yo os dejo algunos ejemplos: